Arturo, contaba ya con diez años de
edad, tenía vocación de poeta. No se le daba bien, sus padres no le animaban
nunca en sus inicios de poesía alegando excusas que no tenían sentido. Siempre
le decían que ellos ese tipo de lectura no lo entendían, que no veían que
sentido tenía escribir así, que los poetas famosos eran unos incomprendidos,
etc.
Pero Arturo no se rendía, le gustaba
mucho hacer poesía, aunque a decir verdad eran bastante malas.
Un día cuando regresó del colegio,
estaba eufórico. Tras darle un beso a su madre como si fuera un momento muy
especial le dijo:
̶ ¡Mama! Hoy nos ha tocado hacer un
trabajo de poesía en clase, y he escrito una preciosa.
Ángela, la madre sabía bien que su
hijo no era muy experto en ese tema, pero aunque no quería que aprendiese a
hacer rimas le dijo:
̶ Que bien, Arturo, ¿Por qué no me
la lees?
̶ Escucha, mama, verás cómo te gusta:
̶
Si no comemos no nos esforzamos
一Si no nos esforzamos no compramos
一Si no compramos no vendemos
一Si no vendemos no compramos
一Si no compramos no comemos
一Si no comemos no nos esforzamos…
Y así varias veces las mismas frases
hasta que Ángela dándole un beso le
interrumpió. Entonces Arturo, inocente le dijo a su madre la frase que esta no
hubiera querido nunca oír.
̶ Mama, cuando escribía la poesía me
acordaba del abuelo Paul, a ver si un día me dejas leer sus poesías.
Ángela no pudo reprimir las lágrimas
y abrazando fuertemente a Arturo le contó la historia de su abuelo, no sin
dejar de llorar de vez en cuando.
El abuelo de Arturo fue Paul Celan,
judío nacido en Rumania. Durante la segunda guerra mundial militó en las
juventudes socialistas judías y apoyó la causa de la República en la Guerra
Civil Española, de ahí vino el contacto con la familia de Arturo.
Fue recluido durante la deportación
de los judíos por los nazis al campo de concentración de Moldavia. Cuando los
rusos liberaron a todos los presos del nazismo escribió algunas de sus grandes
poesías haciendo mención a los campos de concentración, entre ellas “De un lado
de las tumbas” y “Muerte y fuga” fueron de sus mejores trabajos. A los cuarenta
y nueve años se suicidó siendo incapaz de soportar sus recuerdos.
̶ Por eso no queremos que seas
poeta, Arturo. ̶ le dijo su madre entre lágrimas.
Arturo quedó sin habla durante un
buen rato, al momento se dirigió a su
habitación y haciendo pedazos los versos que había escrito, se dirigió a su
madre y en un fuerte abrazo, los dos llorando desconsolados, le dijo
̶ Mamá, nunca seré poeta.
Ejercicio nº 51 de Literautas. Titulo obligatorio: El poeta. Reto opcional: el protagonista debe ser un niño
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