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sábado, 26 de febrero de 2022

Caos

 

 

Habíamos entrado ya en el año 2046. La sombra del hambre empezaba a posarse sobre la mayoría de los países. La superpoblación estaba acabando con los recursos naturales.

      La extracción de muchos minerales, primordiales para la fabricación de los artículos de primera necesidad, estaba llegando a su fin, a su total agotamiento. La agricultura y la ganadería no producían apenas la cantidad necesaria para el sustento de la población, siendo algunos productos muchas veces alterados intentando aumentar la cantidad, así como abaratar los precios, disminuyendo por tanto gran parte de los controles de calidad, y en consecuencia facilitar los brotes de nuevas enfermedades, muchas de ellas con un desenlace fatal. 

Habían explorado exhaustivamente nuestro satélite, La Luna, con el fin de obtener minerales que pudieran suplir a los ya agotados o en fase de exterminio de los utilizados en el planeta. Se gastó una ingente cantidad de medios tanto económicos como técnicos sin haber conseguido ningún fruto. Solo se encontraron arenas inservibles y polvo, sin ninguna propiedad útil o aprovechable

      Unos años atrás, en la mayoría de los países ya se había prohibido la entrada  de población inmigrante, estando totalmente controlada la que ya estaba asentada, intentando que retornaran a sus países de origen, por muy precaria que pudiera ser la situación en estos.

     También una férrea legislación prohibía la concepción de más de un hijo por familia, es decir, una familia no podía tener más de tres miembros. No estaba permitida en las parejas de hecho o del mismo sexo la adopción de niños, evitando así que pudiera haber un mercado de seres humanos.

      Así mismo, mucho tiempo atrás la tenencia o cuidado de mascotas como perros, gatos, pájaros, etc. estaba totalmente prohibida y duramente perseguida con la captura y sacrificio de las mismas.

     Estas leyes, en los países menos desarrollados, sobre todo en el continente africano, ocasionaban una pobreza sin parangón, ya que algunas etnias o tribus dependían de un número elevado de miembros familiares para su subsistencia mediante la caza, necesitaban ser muy numerosos con el fin de poder localizar y acorralar a las presas más fácilmente.

     Todo el sistema estaba dirigido por un gobierno único que controlaba todo el planeta. Su líder era elegido cada dos años en unas arduas y muy complicadas elecciones, tras un sinfín de votaciones, celebradas en todos los países al mismo tiempo

     Una vez elegido uno por cada país, entre estos se hacia una nueva votación para nombrar un único líder y diez ministros a su cargo. No había ninguna coalición. El que más votos obtenía era el nombrado para gobernar.

     Cada primer lunes de mes este líder, acompañado de su pequeño sequito con el que formaba el gobierno, ataviados siempre con unos trajes de colores muy llamativos con el fin de imponer un respeto total, se dirigían a través de todos los medios públicos, como televisión, radio, redes sociales y prensa. a toda la población del planeta, en un elaborado discurso para resumir el estado del planeta, las carencias y necesidades y los escasos beneficios obtenidos hasta ese momento, así como los avances realizados para recuperar el funcionamiento normalizado de la sociedad, discurso que era traducido simultáneamente al idioma de cada país,.

      Una legislación extremadamente dura y eficaz controlaba el abastecimiento de alimentos y de todos los productos de primera necesidad, como los medicamentos e incluso el vestuario, intentando evitar el almacenaje o acaparamiento de productos y a la vez controlando no existiera ningún tipo de reventa. Cualquier cosa que sobrara debía ser entregada en los almacenes previstos para este fin y su posterior reciclaje.

    Aparentemente, este era el tipo de sociedad ideal, perfectamente controlada. Un sistema correcto para el mantenimiento del planeta, intentando de manera eficaz y natural controlar el exceso de población y volver a tener las fuentes de suministro totalmente equilibradas.

Realmente no era así, tan extraordinario, originaba un futuro distópico. No se podía imaginar que realmente sería un fracaso. Un sistema que era como poner un velo delante de la realidad, ocultando los problemas pero a la vez dejándolos entrever y haciendo que las personas tuvieran conocimiento vagamente de ellos.

      Al haber un control de natalidad, la población activa, en breve sería muy inferior a la pasiva, a la que vivía jubilada, con una pensión, un desempleo o ayudas sociales. En breve por cada persona que trabajara, habría dos que no lo harían con lo que el equilibro monetario y social estaba destinado al caos en un espacio de tiempo muy breve.

      Y ya empezaba a notarse…

 

 

 


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