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viernes, 18 de abril de 2014

El accidente


      Andrés salió de su casa, como casi todos los días para hacer un poco de ejercicio dando un buen paseo matinal. Todos los días que podía hacía una ruta a pie, a paso bastante rápido, de aproximadamente una hora y media de duración. Siempre fue deportista y ahora que ya estaba jubilado, y con  una edad no demasiado avanzada, no quería perder la forma física que, tanto tiempo, le había costado mantener.
     Aquel día no se encontraba del todo bien y cuando apenas llevaba media hora de marcha estaba totalmente agotado. Aprovechando que estaba en el parque buscó un banco público donde poder sentarse y recuperar el resuello, descansando un poco. Era una maravilla, se encontraba en un lateral del Parque del Retiro y al frente tenía una vista preciosa.
     Al llegar a un grupo de bancos eligió uno que estaba bañado por los rayos de sol para aprovechar el calor del mismo y no quedarse frío después de la andadura.
     Se sentó y vio que en un lado del mismo había un periódico, un ejemplar del Diario 16. Se quedó pensativo, recordaba que hacía mucho tiempo había cerrado este periódico y el ejemplar que había allí estaba perfectamente nuevo. No pudo resistir la tentación y empezó a ojearlo.    
     Las noticias eran del día 20 de Septiembre de 1999, era un día que no olvidaría nunca. Ese día concreto su vida tuvo un giro inesperado.
     Había muerto su esposa, Pilar, junto con otras veintisiete personas en un fatal accidente de carretera. El autobús que llevaba a un grupo de personas a la Costa Brava, para pasar tres días de vacaciones, se salió de la carretera poco antes de llegar a Zaragoza, cayendo por un terraplén. Pilar, aprovechando que tenia unos días libres se había ido con dos amigas ya jubiladas para despedir el verano cerca del mar. Fue una tragedia de la que se hizo eco en toda la prensa nacional.
     Andrés no sabia que hacer, cogía el periódico, volvía a ver la noticia y lo dejaba otra vez en el banco. Así varias veces.
     Se había quedado sin habla, empezó a darle vueltas a su imaginación. El que estuviera el periódico allí, donde él iba a sentarse porque ese día concreto estaba cansado ¿Había sido una casualidad?, ¿Era una premonición?, ¿Significaba que iba a sucederle algo? Su cabeza parecía una olla a presión. Todo el cansancio que tenía había desaparecido de repente. Empezó a sentir frío y a notarse mal, no sabia si era del ejercicio o de la noticia.
     Tomó el periódico y cabizbajo empezó el regreso a casa. Por el camino aparecían todos los recuerdos de su esposa, Pilar, con la que había sido tan feliz.
     No ocurrió nada ese día. Andrés estuvo en casa, temeroso, sentado en el salón sin atreverse ni tan siquiera a encender la televisión.
     A partir de ese día, cuando salía para dar su vuelta matinal, siempre pasaba por el mismo banco, pero jamás volvió a encontrar nada en él.
Ismael Tomas

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