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sábado, 19 de abril de 2014

Un susto militarizado



         Estábamos en los lavabos, limpiando, que era nuestra obligación, bueno eso nos decía la empresa, que nos pagaba para que lo hiciéramos.
         Sonia, mi compañera, y yo estábamos en la entrada de éstos cuando oímos un gran griterío, unos insultos y reproches mas altos de lo normal, y uno chillando que se sentaran, y después, tiros, disparos o como se quiera decir. Sonia me dijo:
         -Oye, esta vez si que discuten en serio, están a tiros y todo.
         Al momento entraron varias personas acompañadas de unos guardias, traían las caras desencajadas, estaban muy asustados, casi muertos de miedo. Unos eran periodistas y otros empleados, como nosotros. Todos murmuraban algo en voz baja, como escondiéndose. No se por que si después lo que hablan los periodistas se entera todo el mundo.
         Estos guardias y otros que llegaron nos encerraron dentro, no podíamos salir. Entre los que entraron hablaban de algo militar, que estaban a golpes o algo así. Al momento pensé que estábamos en guerra, otra vez, o esa otra guerra mundial que decían iba a comenzar pronto, o que nos invadían los franceses que siempre nos han tenido ganas.
         Un periodista le preguntó a uno de los guardias que pasaba, y este le contestó que se callara o si no le daba dos hostias.
         Eso nos puso a Sonia y a mí muy alterados. Ella se me abrazó y empezó a llorar. Yo la besé.  Con una sangre fría, que yo no sabia que tenía, me dije: «Ya tenia ganas de darle un beso». Me hice el machote y se aferró a mí como si la persiguiera la muerte. Pensé en la ocasión tan propicia, pero no era el momento, si nos bombardeaban ya me apañaría para ponerme encima de ella.
         Bueno, yo soy así, que le voy a hacer, Solo pienso en el sexo ¿y que ? ¿No es lo mejor que hay?
         Entraron mas guardias y cuchicheaban entre ellos, no sin antes meternos al fondo de los lavabos para que no oyéramos nada de lo que decían.
         Yo no se si alguna vez he estado mas asustado que ese día. La gente se puso muy nerviosa. A los periodistas les quitaron las cámaras y todos los aparatos de radio que llevaban y que algunos hablaban por ellos aunque poco. Decían algo de que los militares habían dado un golpe. ¿ Un golpe a quien? ¿ Y después le habían matado a tiros?. No entendía nada.
         Eso de la democracia que decían era peor de lo que yo creía, aunque no lo entendía bien, ya que nos decían que así mandábamos todos. Pensé que si en mi casa, en vez de mandar mi madre, mandáramos todos sería un desastre. Así que en un país entero, no quiero ni pensarlo.
         Estuvimos muchas horas así, todo el día prácticamente. Se rumoreaba que había tanques de guerra en Valencia y en otros sitios.
         Ya lo tenía claro, nos atacaban los extranjeros, los de fuera, habían desembarcado en Valencia e iban a conquistar España otra vez.
         Sonia solo hacia que agarrarse a mí, lo cual no me importaba nada, al contrario. Ya pensaba que si llegaba la noche y teníamos que morir intentaría aprovechar el momento, antes de irnos al otro mundo.
         Todos estábamos muy nerviosos, no nos dieron nada de comer y para beber lo hacíamos del lavabo.
         A última hora de la tarde entraron mas guardias y empezaron a registrar los lavabos. A través de una ventana situada encima de los servicios empezaron a salir algunos guardias hacia un patio interior . No se que buscaban allí, nunca había visto que hubiera nada ni nadie.
         No volvieron, se debieron de perder, mas tarde entro mas gente y nos dijo que saliéramos, que nos fuéramos a casa. La verdad es que podían haber esperado un poco mas, que ya tenía a Sonia medio convencida.
         Salimos en tropel a la calle, junto con mucha mas gente que había por todas partes. La calle estaba llena de  policías, de guardias, de periodistas, muchos coches de radio y televisión, en fin un espectáculo.
         Nos hicieron identificarnos y nos indicaron que nos fuéramos a casa. Unos guardias metían a otros en unos coches y autocares pequeños.
         La verdad es, que si cada vez que se tiene que reunir va a ser así, casi sería mejor el gobierno de antes, pensé. Por lo que me decían uno mandaba y los demás obedecían y callaban. Ahora si es que tienen que mandar todos al final se van a matar unos a otros.
         Cuando llegué a casa mis padres me recibieron llorando, pues todo el mundo estaba alborotado. Me hincharon a besos, me dieron de comer todo lo que quería y después me volvieron a hinchar a besos.
         Poco después me enteré de que  a aquel día lo llamaron el 23 F. Vaya nombre, que poco se han calentado la cabeza, no era tan difícil,era el 23 de Febrero. Lo demás no lo llegué a entender. La verdad es que la política no me va y lo único que recuerdo cuando lo vi en la tele es que el mas viejo de todos, uno con bigote se puso chulo y lo hicieron sentarse de un empujón.
         Lo que mas me gustó es que no nos habían invadido los franceses.
        

         Ismael Tomas
         24 Octubre 2013

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